sábado, 6 de octubre de 2007

David Ortiz está enfadado con la prensa de Dominicana


David Ortiz
David Ortiz



Solamente su propia familia está por encima de su país para David Ortiz, pero hay ocasiones en que el poderoso bateador designado de los Medias Rojas de Boston quisiera romper todos los lazos que lo atan a República Dominicana y declararse ciudadano del mundo. Y en las últimas semanas, ese sentimiento de rebeldía contra sus compatriotas, especialmente algunos medios de comunicación, fue creciendo hasta alcanzar el grado de tumor cancerígeno.

Sentado ante un gran televisor (con el primer partido de postemporada entre Yankees y Cleveland, el jueves), en su casa del exclusivo sector de Weston, en el este de Boston, Big Papi dejó salir todo su enojo con sus compatriotas, una espina que ha tenido clavada en el corazón los últimos dos meses.

"Desde que me firmaron para jugar béisbol profesional he tratado de ser un digno representante de mi país, he tratado de ser un ejemplo para toda mi gente, triunfando en Estados Unidos, en las Grandes Ligas", dijo Ortiz a ESPNdeportes.com.

"¿Y qué es lo que recibo? Soy retratado como un criminal cualquiera en los medios de comunicación a la primera oportunidad", agregó.

Ortiz, el beisbolista activo más popular de República Dominicana, una isla donde el béisbol es una religión y los peloteros son más influyentes que los políticos o la iglesia, no se está quejando de una cobertura tendenciosa o dañina acerca de su ejecución en el terreno.

No está hablando de jonrones, carreras empujadas o de fallar en los momentos claves de los juegos grandes. Ortiz se queja por la facilidad con que los dominicanos tratan de destruir a sus ídolos. La comodidad con que han asumido como un mantra la famosa frase "Nadie es profeta en su propia tierra", que La Biblia atribuye al mismo Jesucristo.

"En Dominicana hay una asombrosa facilidad para destruir y embarrar los buenos nombres ganados por algunos de nuestros grandes hombres. Atacan despiadadamente a personas como Sammy Sosa, Pedro Martínez, Juan Luis Guerra, Oscar De la Renta y cualquiera que triunfe", dijo. "Es como un complejo de autodestrucción de las cosas buenas", agregó.

"Por eso no estoy tan sorprendido que me hagan lo mismo a mí, que no puedo compararme con esas personas", dijo Ortiz, mientras tomaba un segundo aire y señalaba al televisor, donde los Indios habían montado una práctica de bateo con los pitchers de Nueva York.

"Si los Yankees quieren jugar contra nosotros en la Serie de Campeonato tendrán que mejorar sus lanzamientos contra esos chicos de Cleveland", dijo.

La decepción del toletero de los Medias Rojas comenzó tiempo atrás, pero alcanzó un punto de ebullición a comienzo de agosto, cuando los medios dominicanos reportaron que la madre de su primera hija lo estaba demandando por la manuntención de la menor.

Erica Carrasco acudió al principal programa matutino del país para denunciar que Ortiz se niega a darle a la hija que ambos procrearon hace 11 años una manutención "adecuada" a sus ingresos.

"No me molesta que le abran los micrófonos y las páginas de los periódicos a una persona que quiere denunciar algo, pero cada vez que los medios dominicanos me han necesitado para conversar conmigo, siempre he estado disponible", dijo.

"¿Porqué permitir que alguien trate de embarrar mi imagen de hombre, padre, ciudadano y figura pública sin intentar hablar conmigo antes?", expresó.

Ortiz, quien ha recaudado cientos de miles de dólares en actividades personales para ayudar a los niños más necesitados de Boston y República Dominicana, no entiende cómo alguien podría creer que pide para ayudar a otros, pero se niega a mantener su propia hija.

"Es una situación inexplicable. Todas las personas que me conocen personalmente, saben las buenas relaciones que he mantenido con mi hija a pesar de que su madre y yo seguimos por caminos diferentes desde que nació", dijo.

"Es algo que duele, especialmente por la forma en que siempre he tratado a mis hijos", dijo Ortiz, mientras abrazaba a Dangelo, su hijo de tres años.

El episodio parece haber actuado como un inflamante, no solamente en el ánimo interior del jugador, sino en su ofensiva. Hasta comienzo de agosto, Ortiz bateaba .320, pero solamente había pegado 18 jonrones y tenía 64 carreras impulsadas en cuatro meses de temporada. Desde entonces pegó 17 jonrones y empujó 53 carreras para terminar el año como líder de Boston en promedio (.332) y jonrones (35) y segundo en empujadas (117), tres menos que Mike Lowell (120).

Ahora Ortiz planea pasar más tiempo en su casa de Boston después que termine la temporada de béisbol, aunque no dejará de seguir recaudando fondos para ayudar a los más necesitados de su país.

"El año pasado realicé un torneo de softbol de celebridades para buscar dinero para el principal hospital infantil de Santo Domingo, pero este año haré un evento más grande, con estrellas del espectáculo y los deportes, para triplicar las donaciones", dijo.

"Será un gran torneo de golf al que asistirán algunos de los más famosos del jet set mundial. No dejaré de contribuir con los más necesitados, mi enojo no es con ellos", dijo Ortiz.

Cuando Ortiz concluyó su exposición, la televisión había pasado al estadio Chase Field de Arizona, donde los Cachorros de Chicago enfrentaban a los Diamondbacks de Arizona, pues el otro encuentro había concluido con una contundente victoria de Cleveland 12-3.

"Fue bueno hablar de todo esto, ahora me siento más relajado, aunque los pitchers de los Angelinos no deben esperar que mi bate también se calme", dijo Ortiz.

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